Doctor Google, aliado o enemigo
Ante
la irrupción de Internet en nuestras vidas, muchas personas
consultan foros de Internet y páginas de dudosa procedencia para
averiguar si los síntomas que padecen se ajustan a una determinada
enfermedad. La angustia por resolver el problema rápidamente
lleva a las personas a un atajo de teclado en donde supuestos
expertos y otros tantos pacientes comentan algunos tratamientos para
curar las dolencias que uno cree sufrir.
Nada
más lejos de la realidad. Los profesionales médicos insisten en que
ante cualquier signo de enfermedad acuda a su centro de salud. Las
dudas de las posibles esperas llevan a consultar al Doctor Google.
¿Es un error, es un amigo o, por el contrario, estamos ante un
enemigo? Según datos recogidos por Eurostat, el 49% de la
población española usa Internet para informarse sobre temas
relacionados con la salud, un porcentaje que se ha duplicado en diez
años.
Para
otros aspectos menores, Internet puede ser un aliado. Tal vez con
razón, debido a la proliferación de recursos web relacionados con
la salud ha dado lugar a un fenómeno cada vez más palpable, la
«cibercondria», que hace referencia a las personas
obsesionadas con su salud y las enfermedades que, movidos por
impulsos ahora digitales, recurren a Internet en busca de
respuestas médicas. Cada vez más la gente quiere encontrar un
diagnóstico médico a través de Internet y, de hecho, cree estar
sufriendo una enfermedad incluso incurable.
En
los últimos años han surgido diferentes páginas web y aplicaciones
para dispositivos móviles que garantizan que los comentarios
expuestos en estos foros los realiza un profesional. En realidad,
gracias a este tipo de plataformas se puede agilizar las consultas en
los centros sanitarios, maltrechos por las largas listas de esperas
en muchas ocasiones. Sin embargo, sí es cierto que más de uno
desearía poder consultar su historial clínico por web.
Pero
ante todo queda la supervisión del profesional. Para calmar
las dudas Internet puede ser un aliado, en efecto, pero los
sanitarios insisten en los peligros de automedicarse. Uno de cada
cinco españoles toma antibióticos ante los síntomas de resfriado o
gripe, según un reciente estudio.
Los
profesionales médicos son conscientes que la costumbre de
informarse a través de Internet es ya algo habitual y, en lugar de
denostar y alertar este hábito como en tiempos pasados en donde el
acceso a internet no era tan generalizado, han pasado a un nuevo
esquema: recomendar servicios y determinadas páginas de contenido
fiable.
El
reto es que «de algún modo haya diferentes formatos
profesionales para que se genere información fiable para remitir al
paciente para que entienda su problema». «Lo que tenemos que
hacer los profesionales es ser nosotros los que generemos la
información para que el paciente pueda identificarla, y
recomendarla. Hay médicos que tienen su blog».
Referencias
J.
M. Sánchez. (2017,03,20). Doctor Google, aliado o enemigo.
Recuperado de
http://www.abc.es/tecnologia/redes/abci-doctor-google-aliado-o-enemigo-201703200107_noticia.html
Imagen
1. Dr. Google: ¿enemigo o aliado? Imagen
recuperada de
http://www.univadis.mx/medical-news/91/Dr.-Google-enemigo-o-aliado#?
Imagen
2. Doctor Google, aliado o enemigo. Imagen
recuperada de
http://www.abc.es/tecnologia/redes/abci-doctor-google-aliado-o-enemigo-201703200107_noticia.html
Imagen
3. Google ¿ aliado o enemigo en Sanidad ?
Imagen recuperada de
https://es.slideshare.net/rafabravo/google-aliado-o-enemigo-en-sanidad
Imagen
4. Ya es más fácil consultar a “Doctor Google”. Imagen
recuperada de
http://endigitos.com/ya-es-mas-facil-consultar-a-doctor-google/
Valoración
personal
Dr.
Google no es más que una consecuencia de la revolución informática
de nuestra actual sociedad. Compramos por Internet, rellenamos
formularios por Internet, nos informamos por Internet... ¿nos
diagnosticamos por Internet? Tarde o temprano “ir al médico”
quedaría relegado a un segundo plano; esta actividad se vería
reemplazada por los miles y miles de foros o blogs que relatan los
síntomas médicos.
Aunque,
claro está, debemos asegurarnos que la fuente de la que obtenemos la
información sea verídica. No sabemos quién hay detrás de esa
página; no sabemos si ha recibido formación médica o no. Podemos
darnos de bruces con información errónea, falsa, manipulada o
desactualizada y, entonces, pondremos en riesgo nuestra salud, a
nosotros mismos.
Considero
inevitable que las personas busquemos nuestros síntomas por
Internet, que intentemos llegar a la enfermedad que padecemos antes
de recibir atención médica. Contra eso, no se puede hacer nada. La
“era de la información” lo quiere así y así será. Además,
esta “era de la información” viene acompañada por un sistema
sanitario que ofrece consultas a los pacientes semanas después de
pedirlas: vas cuando ya estás bien. Vamos a tener que programar las
enfermedades si queremos que nos atiendan cuando todavía no nos
hemos repuesto... Es inevitable que la gente intente encontrar la
respuesta mientras espera esas semanas.
Sin
embargo, a pesar de que no estoy en contra de las páginas web
médicas, creo que sólo se deberían permitir aquellas que
estuviesen elaboradas por profesionales médicos. Son estos,
precisamente, los que deben amoldarse a esta nueva era. Al fin y al
cabo, también entra dentro de su trabajo comunicarse con los
pacientes e informarles sobre cualquier patología.
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