IoT, el Internet de las cosas
¿Se
imagina un frigorífico que le avise de la fecha de caducidad de los
alimentos que contiene? ¿O que las zapatillas que usa para hacer
deporte registren "en la nube" las estadísticas de cuánto
corre cada semana y a qué velocidad? ¿Y que los inodoros analicen
su orina y le recomienden la dieta alimentaria que más le conviene
seguir? ¿Qué pasaría si el cepillo de dientes le alertara de
cualquier pequeña caries y pidiera por usted cita en el dentista?
Son algunas posibles aplicaciones de lo que se conoce como
el
"Internet de las cosas" o "Internet de los objetos"
(IoT, por sus siglas en inglés),
un concepto que nació en el Instituto de Tecnología de
Massachusetts (MIT). Se trata una revolución en las relaciones entre
los objetos y las personas, incluso entre los objetos directamente,
que se conectaran entre ellos y con la Red y ofrecerán datos en
tiempo real. O dicho de otro modo, se acerca la digitalización del
mundo físico.
Gracias al sistema RFID (siglas de radio frequency identification, es decir, «identificación por radiofrecuencia»), bastará con integrar un chip de pocos milímetros en cualquier objeto del hogar, del trabajo o de la ciudad para poder procesar y transmitir información a partir de él constantemente. Se calcula que en 2020, entre 22.000 y 50.000 millones de dispositivos se conectarán a Internet con el fin de proporcionar a los ciudadanos una serie de servicios y aplicaciones inteligentes sin precedentes.
Pero
esta conectividad permanente tiene ventajas y desventajas. Por un
lado, facilita a los usuarios generar, acceder y enviar información
que anteriormente no se registraba permitiéndoles mantener un mejor
control de sus actividades diarias e incluso interactuar a través de
internet y de una aplicación con “cosas” con las que
regularmente no lo hacían.
Pero
por el otro lado, esta interacción con distintos dispositivos o
elementos abre una nueva oportunidad para los hackers dado que muchos
de los dispositivos que hoy en día prometen estar “siempre
conectados” tienen, además de problemas de interoperabilidad
(distintos estándares de conectividad y comunicación), problemas de
seguridad. Esto sucede debido a que la
mayoría de las compañías que diseñan y elaboran estos productos
de IoT tienen presupuestos muy ajustados, por lo que se enfocan en
tener el producto a tiempo para lanzarlo al mercado con un diseño e
interfaz de usuario atractivos dejando de lado la seguridad.
En
la actualidad, diversos estudios manifiestan los riesgos que existen
al no ser
conscientes de que el IoT en ambientes como el de nuestro hogar
requieren también de una protección. Riesgos como confidencialidad
de la información, de protección de la autenticación (validación
del usuario administrador del dispositivo) y accesos no autorizados
son en ocasiones pasados por alto y ponen en riesgo la identidad,
información e integridad de los usuarios.
La
buena noticia es que algunos de los consumidores finales ya son
conscientes de los riesgos que implica el no contar con seguridad en
sus dispositivos de IoT y muchos de ellos no adquieren dispositivos
debido a preocupaciones con respecto a privacidad y seguridad. Esto
sin duda es un mensaje claro para toda la industria en el sentido de
que el usuario es
cada vez más consciente y buscará que los dispositivos que adquiera
tengan algún tipo de seguridad asociada que garantice no sólo su
funcionamiento y acceso a la red sino que conserve la integridad de
su información y de su identidad.
Aquí
algunos consejos
y recomendaciones a considerar antes de adquirir un dispositivo de
IoT:
1. Busca referencias acerca de la seguridad con las que cuenta el dispositivo. Es muy importante investigar, además de las reseñas de especificaciones técnicas, capacidades y funcionalidades, acerca de las medidas de seguridad con las que cuenta el dispositivo. Una búsqueda rápida en internet te dará suficiente información sobre problemas que haya tenido la compañía que lo fabrica respecto a seguridad o si ésta es proactiva y ya la garantiza.
2. Aprovecha
las medidas de seguridad con las que cuenta el dispositivo.
No hay nada peor que no utilizar mínimo una contraseña o dejar la
contraseña estándar en nuestro dispositivo. Busca qué elementos
de seguridad ya están incluidos con tu dispositivo y utilízalos.
3.Mantén
actualizado el software de tu dispositivo.
Constantemente las compañías realizan actualizaciones ya sea para
añadir funcionalidades al dispositivo o para cubrir brechas de
seguridad. Por esto es importante que siempre lo mantengas al día y
busca registrarlo en la página del fabricante para estar siempre al
tanto de actualizaciones o parches disponibles.
4.No
te vayas por la opción más barata. Si
el
dispositivo es muy barato es posible que sea porque tiene
funcionalidades recortadas o porque en su diseño no se consideraron
algunos elementos de seguridad. Inclínate siempre por marcas
reconocidas y no olvides hacer una investigación previa en
internet.
5.Ten
cuidado sobre lo que compartes y mantente siempre atento sobre
comportamientos fuera de lo común.
Revisa constantemente la información que está compartiendo tu
dispositivo y si observas o detectas algún patrón fuera de lo
común revisa que la seguridad del mismo no haya sido vulnerada.
Opinión: "La seguridad, más importante que nunca"
Sin duda alguna, los avances tecnológicos son imposibles de frenar. El Internet de las cosas no es una excepción, un nuevo descubrimiento que conecta todos los dispositivos y que se convertirá en una realidad muy pronto. Pasará a ser algo habitual, como es ahora comunicarse por correo electrónico.
El Internet de las cosas pretende hacernos la vida más cómoda y fácil. ¿Un cepillo de dientes que detecta si tienes caries y, en caso de que así sea, pide cita al dentista? Definitivamente, la sociedad está cambiando. Dentro de unos años, pedir cita al dentista (aunque sea por Internet) resultará lo más anticuado del mundo. ¿Para qué? Si tu cepillo de dientes, lo puede hacer en tu lugar y sin problemas.
Los nuevos avances no sólo traen consigo beneficios, sino también alguna que otra preocupación. En este caso, la seguridad es un factor muy importante a la hora de comprar estos nuevos dispositivos conectados siempre a la red. Sí, el IoT tiene un lado oscuro: los datos se crean y se comparten a gran velocidad, lo que supone un peligro. No es lo mismo que los hackers averigüen dónde se encuentra tu coche a que decidan hacerse con el control de tu vehículo.
Afortunadamente, hay medidas de prevención y consejos para adquirir productos seguros a prueba de hackers. También cabe destacar, que el Internet de las cosas aún no se ha extendido ni ha llegado al número de personas a las que llegará en un futuro. Por este motivo, los expertos aún tienen tiempo para mejorar la seguridad de los dispositivos.
Muy de acuerdo con la opinión y deseando que estos avances lleguen a nuestra vida cotidiana.
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